¿No es la verdadera mision del intelectual precisamente eso: desconfiar de las palabras y demostrar cuanto de tremendo puede dominar imperceptiblemente en ellas?
Debajo de la cubierta asfixiante de miles de palabras huecas, bajo las cuales hemos tenido que vivir durante tanto tiempo, se ha formado en nosotros una desconfianza tan fuerte frente al mundo de las palabras falaces, que ya estamos en mejores condiciones que antes para ver el mundo humano tal como realmente es, a saber: una complicada comunidad de miles de millones de seres humanos irrepetibles, que junto a hermosas cualidades poseen otros tantos defectos y propiedades negativas, y que, sin embargo, jamas podran ser alisadas con la plancha de frases hechas y palabras vacias...tales como clases, naciones, fuerzas politicas, hasta transformar aquel todo en una unica masa homogenea que en bloque puede ser elogiada o condenada, amada u odiada, vituperada o festejada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario